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viernes, 9 de junio de 2017

Efectos del tabaco y el alcohol


Este es un tema de gran interés para los jóvenes ya que se ha determinado que en la adolescencia, los jóvenes empiezan a fumar a la edad de 13 años y a experimentar y abusar con las bebidas alcohólicas.

Beber es arriesgado y puede conducir a accidentes automovilísticos, conducta violenta, intoxicación y otros problemas de salud. Beber a una edad temprana aumenta el riesgo de desarrollar problemas de alcoholismo en la vida adulta.

Por eso, abordar este tema abiertamente resaltando los riesgos de beber puede ayudar a reducir las posibilidades de que los adolescentes se conviertan en bebedores problemáticos.


En cuanto al tabaco, se dice que más del 90% de los fumadores empiezan antes de cumplir 18 años, alrededor del 30% de los fumadores adolescentes seguirán fumando y morirán temprano de cáncer en el pulmón o una enfermedad relacionada con el tabaco. Además, los fumadores adolescentes son más propensos a tener ataques de pánico, trastornos de ansiedad y depresión.

Alcohol es una de las drogas más antiguas conocidas por el ser humano y la más consumida en España. Junto al tabaco, es la que más problemas sanitarios causa. Consumido en exceso y de forma descontrolada puede llegar a causar problemas graves (accidentes de tráfico, violencia, problemas de salud, alcoholismo).

El alcohol se obtiene de la fermentación de los jugos azucarados de diversas plantas o de sus frutos y su graduación alcohólica depende de su origen.

Alcohol y jóvenes



El alcohol es una de las drogas de las que más cantidad se consume, que causa el mayor número de dependientes y que más problemas sanitarios y sociales conlleva. La ingesta de alcohol afecta a todos los grupos sociales y de edad, aunque los jóvenes de entre 18 y 24 años constituyen uno de los grupos que más consume alcohol. Un dato alarmante es que los menores de 18 años comienzan el consumo más tempranamente en relación a jóvenes de la misma edad de hace unos años. Según datos del informe El alcohol en Europa, presentado en 2006 ante la Comisión Europea, uno de cada ocho adolescentes de 15-16 años se ha embriagado más de veinte veces en su vida y uno de cada seis ha incurrido en el denominado atracón de alcohol tres o más veces en el último mes.

Existen muchos productos con contenido alcohólico al alcance de jóvenes a un precio bastante asequible y no penalizado por ley, a menos que se beba en la vía pública.



Es muy importante destacar que la adolescencia es una etapa muy vulnerable frente a las adicciones, ya que los efectos nocivos de cualquier tóxico son más perjudiciales en un organismo en proceso de de sarrollo. Un informe elaborado por el Plan Nacional de Drogas señala que el daño neuronal ocasionado por el alcohol es más intenso en los jóvenes y que el etanol ejerce una influencia negativa muy fuerte sobre el proceso de desarrollo cerebral, con consecuencias nefastas en la capacidad de memoria y aprendizaje.

Efectos del alcohol



El alcohol es un depresor del sistema nervioso central que adormece progresivamente el funcionamiento de los centros cerebrales superiores y que produce desinhibición conductual y emocional. Aunque en un principio parece estimulante por la euforia que provoca esto no es más que la sensación que se origina cuando el alcohol actúa sobre los centros cerebrales responsables del autocontrol.

También caben destacar los problemas sociales ocasionados por la ingesta de alcohol, ya que puede llegar a producir alteraciones en las relaciones con la familia, los compañeros de colegio y los profesores, y puede conllevar una merma importante del rendimiento escolar y la aparición de conductas agresivas.

No hay que olvidar que el alcohol está presente en un alto porcentaje de accidentes de tráfico, especialmente entre los jóvenes. Se estima que el incremento del riesgo de sufrir un accidente de tráfico mortal con tasas de alcoholemia de 0,8 gramos de alcohol por litro de sangre es máximo en la población de 16-17 años.

Consecuencias para la salud




Según la OMS, el alcohol es el tercer factor de riesgo para la salud de los ciudadanos en los países desarrollados y su consumo está relacionado con el desarrollo de más de sesenta enfermedades. Las consecuencias del abuso de alcohol sobre la salud son muchas y muy graves. Cabe destacar la hipertensión, infartos, gastritis, úlceras, hepatitis, pancreatitis, cirrosis, desnutrición, anemia, impotencia sexual, trastornos menstruales, cardiomiopatías... Además, el consumo de alcohol se relaciona directamente con mayores índices de mortalidad por accidentes de tráfico, problemas de interacciones con medicamentos y alteraciones del comportamiento.

Los costes económicos globales del consumo de alcohol en España se aproximan a los 3.800 millones de euros al año, según un informe presentado este año de la Comisión Clínica del Plan Nacional de Drogas.

 Consumo agudo



Los estudios señalan que, si bien el consumo crónico de alcohol afecta más intensamente a la salud, los consumos agudos e intensos también provocan alteraciones graves. Este patrón de consumo se puede aplicar a los jóvenes, es decir, consumos intermitentes y profundos, especialmente durante los fines de semana.

Los efectos del consumo excesivo de alcohol van desde la intoxicación etílica aguda hasta el aumento de la tensión arterial, el accidente cerebrovascular agudo o el hemorrágico cerebral y la fibrilación auricular y ventricular, estos últimos relacionados con algunos casos de muerte súbita.

Aparte de estos daños que se pueden producir en el cuerpo humano, caben destacar otros como alteraciones del tubo digestivo, lesiones en la boca y faringe, trastornos esofágicos, incluido el cáncer, gastritis, úlceras y cáncer de estómago, alteraciones de la absorción intestinal y episodios diarreicos. Además, es la causa más frecuente de pancreatitis aguda y crónica, cirrosis, hepatitis alcohólica o cáncer de hígado.

El alcohol también afecta al sistema nervioso central y puede llegar a ocasionar demencia y diversas formas de neuropatía, trastornos mentales y alteraciones del comportamiento, pérdidas de memoria, ansiedad, trastornos del sueño, cambios bruscos de humor, cuadros sicóticos, e incluso, un aumento del riesgo de suicidio, ya que la probabilidad de suicidio es entre 60 y 120 veces mayor en alcohólicos que en la población general.

También se pueden presentar alteraciones en casi todos los órganos y sistemas corporales, como las alteraciones en las tres series celulares de la sangre, alteraciones endocrinas (atrófia testicular e infertilidad) y enfermedades del aparato locomotor (osteoporosis y trastornos musculares).

Efectos fisiológicos del alcohol

Una vez que el alcohol pasa a través del tubo digestivo va a la sangre, alcanzando su máxima concentración a los quince o veinte minutos de haber sido ingerido. El exceso de alcohol es procesado en el hígado para ser eliminado, por lo que este órgano junto con el cerebro son los más perjudicados durante la ingesta de esta droga.

Los efectos del alcohol dependen de varios factores, entre los que destacan:

- La edad: la ingesta de alcohol es especialmente nociva mientras el organismo se encuentre madurando.
- El peso: los efectos negativos afectan más a personas con menor masa corporal.
- La cantidad ingerida.
- La rapidez de la ingesta.
- El sexo: fisiológicamente, la tolerancia femenina es, en general, menor que la masculina.
- La combinación con bebidas carbónicas: aceleran la intoxicación.


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