La obesidad es una enfermedad crónica tratable que aparece cuando existe un exceso de tejido adiposo (grasa) en el cuerpo.
La obesidad es una enfermedad crónica de origen
multifactorial prevenible, la cual se caracteriza por acumulación excesiva de
grasa o hipertrofia general del tejido adiposo en el cuerpo; es decir, cuando
la reserva natural de energía de los humanos y otros mamíferos —almacenada en
forma de grasa corporal— se incrementa hasta un punto en que pone en riesgo la
salud o la vida. El sobrepeso y la obesidad son el quinto factor principal de
riesgo de defunción humana en el mundo. Cada año fallecen por lo menos 2,8
millones de personas adultas como consecuencia del sobrepeso o la obesidad.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) define como
obesidad cuando el IMC (índice de masa corporal, cociente entre la estatura y
el peso de un individuo al cuadrado) es igual o superior a 30 kg/m².2 También
se considera signo de obesidad un perímetro abdominal en hombres mayor o igual
a 102 cm y en mujeres mayor o igual a 88 cm. (Ver: diagnóstico de la obesidad).
La obesidad forma parte del síndrome metabólico, y es un
factor de riesgo conocido, es decir, es una indicación de la predisposición a
varias enfermedades, particularmente enfermedades cardiovasculares, diabetes
mellitus tipo 2, apnea del sueño, ictus y osteoartritis, así como para algunas
formas de cáncer, padecimientos dermatológicos y gastrointestinales.
La obesidad ha alcanzado proporciones epidémicas a nivel
mundial. [...] Aunque anteriormente se consideraba un problema confinado a los
países de altos ingresos, en la actualidad la obesidad también es prevalente en
los países de ingresos bajos y medianos. Clasificación[editar]
Según el origen de la obesidad, esta se clasifica en los
siguientes tipos:
Obesidad exógena: La obesidad debida a un régimen
alimenticio inadecuado en conjunción con una escasa actividad física.
Obesidad endógena: La que tiene por causa alteraciones
metabólicas. Dentro de las causas endógenas, se habla de obesidad endocrina
cuando está provocada por disfunción de alguna glándula endocrina, como la
tiroides (obesidad hipotiroidea) o por deficiencia de hormonas sexuales como es
el caso de la obesidad gonadal.
Sobrepeso y obesidad infantiles
La obesidad infantil es uno de los problemas de salud
pública más graves del siglo XXI. El problema es mundial y está afectando
progresivamente a muchos países de bajos y medianos ingresos, sobre todo en el
medio urbano. La prevalencia ha aumentado a un ritmo alarmante. Se calcula que
en 2010 había 42 millones de niños con sobrepeso en todo el mundo, de los que
cerca de 35 millones viven en países en desarrollo.
Los niños obesos y con sobrepeso tienden a seguir siendo
obesos en la edad adulta y tienen más probabilidades de padecer a edades más
tempranas enfermedades no transmisibles como la diabetes y las enfermedades
cardiovasculares. El sobrepeso, la obesidad y las enfermedades conexas son en
gran medida prevenibles. Por consiguiente hay que dar una gran prioridad a la
prevención de la obesidad infantil.
Aunque la obesidad es una condición clínica individual, se
ha convertido en un serio problema de salud pública que va en aumento:
Los expertos advierten de que sus efectos más negativos se
producen porque actúa como un agente que acentúa y agrava a corto plazo y de
forma muy evidente patologías graves como la diabetes, la hipertensión, las
complicaciones cardiovasculares (especialmente la cardiopatía isquémica), e
incluso algunos tipos de cáncer, como los gastrointestinales.
Con excepción de las personas que son muy musculosas,
aquellas cuyo peso supera en un 20 por ciento o más el punto medio de la escala
de peso según el índice de masa corporal (IMC), son consideradas obesas.
Hay muchas causas implicadas en la aparición del problema.
Además de una mala alimentación o la falta de ejercicio físico, también existen
factores genéticos y orgánicos que inducen su aparición.
También pueden influir los factores socioeconómicos. En
algunos países desarrollados, la frecuencia de la obesidad es más del doble
entre las mujeres de nivel socioeconómico bajo que entre las de nivel más alto.
El motivo por el cual los factores socioeconómicos tienen
una influencia tan poderosa sobre el peso de las mujeres no se entiende por
completo, pero se sabe que las medidas contra la obesidad aumentan con el
incremento del nivel social.
Las mujeres que pertenecen a grupos de un nivel
socioeconómico más alto tienen más tiempo y recursos para hacer dietas y
ejercicios que les permiten adaptarse a estas exigencias sociales.
Y, por último, están los factores psicológicos, que durante
un tiempo fueron considerados como una importante causa de la obesidad. Se
consideran actualmente como una reacción a los fuertes prejuicios y la
discriminación contra las personas obesas.
Uno de los tipos de trastorno emocional, la imagen negativa
del cuerpo, es un problema grave para muchas mujeres jóvenes obesas. Ello
conduce a una inseguridad extrema y malestar en ciertas situaciones sociales.
Evalúa tus síntomas
La acumulación del exceso de grasa debajo del diafragma y en
la pared torácica puede ejercer presión en los pulmones, provocando dificultad
para respirar y ahogo, incluso con un esfuerzo mínimo.
La dificultad en la respiración puede interferir gravemente
en el sueño, provocando la parada momentánea de la respiración (apnea del
sueño), lo que causa somnolencia durante el día y otras complicaciones.
La obesidad puede causar varios problemas ortopédicos,
incluyendo dolor en la zona inferior de la espalda (lumbalgia) y agravamiento
de la artrosis, especialmente en las caderas, rodillas y tobillos.
Los trastornos cutáneos son también frecuentes. Dado que las
personas obesas tienen una superficie corporal escasa con relación a su peso,
no pueden eliminar el calor del cuerpo de forma eficiente, por lo que sudan más
que las personas delgadas.
Del mismo modo, es frecuente la tumefacción de los pies y
los tobillos, causada por la acumulación a este nivel de pequeñas a moderadas
cantidades de líquido (edemas).
Mujer midiéndose la cintura con un metroLa obesidad es una
enfermedad crónica tratable que aparece cuando existe un exceso de tejido
adiposo (grasa) en el cuerpo.
Prevención
Llevar una dieta sana y equilibrada, junto con la práctica
regular de ejercicio físico son claves para la prevención de la obesidad.
Los expertos aconsejan realizar un mínimo de cinco ingestas
de alimentos al día en raciones reducidas, así como seguir un patrón
alimentario cercano a la dieta mediterránea, es decir, bajo en grasas y rico en
frutas y verduras.
En cuanto al deporte, la constancia es fundamental. La
recomendación es practicarlo de forma habitual al menos tres veces por semana
durante 45 minutos. La intensidad debe adecuarse a las necesidades y al estado
físico de la persona.
Diagnóstico
La forma más común de determinar si un paciente padece
obesidad es calcular su índice de masa corporal, por el cual se obtiene la
cantidad de grasa corporal y, dependiendo de los resultados, cuáles son los
posibles riesgos para la salud.
A partir de esto, el especialista podrá determinar si se ha
producido algún daño colateral en el resto del organismo y diagnosticarlo para
su tratamiento.
Tratamientos
La mejor forma de tratar la enfermedad es previniéndola y
para ello, debe detectarse precozmente en los pacientes en los que a partir de
los 20-25 años comienza a cambiar el peso.
Los médicos consideran que una persona obesa debe ser
considerada como un enfermo crónico que requiere un tratamiento a largo plazo,
con normas alimentarias, modificación de los hábitos de conducta, ejercicio
físico y terapia farmacológica.
Los nuevos enfoques terapéuticos están basados en promover
una pérdida de peso con programas de control de las enfermedades y problemas
asociados, que dan lugar a problemas vasculares, cardiacos y metabólicos.
El obeso no debe perder kilos sino masa grasa, con pérdidas
pequeñas y duraderas que impliquen una rentabilidad metabólica. Es necesario
consolidar la pérdida de peso a largo plazo, y además, reducir el riesgo de
muerte prematura, de enfermedad cardiaca, metabólica y vascular.
En ciertos casos, los médicos pueden decidir que, además de
cambiar la dieta y realizar ejercicio físico, es necesario completar el
tratamiento con fármacos, que deben ser administrados con una dieta
moderadamente hipocalórica y equilibrada.
Otros datos
La obesidad puede ser clasificada como leve (del 20 al 40
por ciento de sobrepeso), moderada (del 41 al 100 por cien de sobrepeso) o
grave (más del cien por cien de sobrepeso). La obesidad es grave en solamente
el 0,5 por ciento de las personas obesas.
Algunos investigadores sugieren que, por término medio, la
influencia genética contribuye en un 33 por ciento aproximadamente al peso del
cuerpo, pero esta influencia puede ser mayor o menor dependiendo de la persona.
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