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viernes, 28 de abril de 2017

EL HOMBRE Y LA VIDA EN SOCIEDAD LA FAMILIA, EL ESTADO Y LA EDUCACION

Los seres humanos son criaturas sociales y no animales aislados. El hombre difícilmente puede sobrevivir completamente aislado. A diferencia de las restantes especies animales, el hombre no posee las pau tas, tendencias e instintos naturales heredadas que le permitan sobrevivir en un medio hostil como es ja naturaleza. Su comportamiento es resultado, en gran medida, del aprendizaje y la experiencia, incluido el lenguaje, característica peculiar y básica del ser humano.

El hombre vive en sociedad: desde el grupo tribal formado por un reducido número de individuos, hasta las modernas y complejas sociedades de masas. Pero, además de vivir en sociedad, el hombre presenta otra característica complementaria o derivada de este hecho: en su conducta observa pautas regulares más o menos estandarizadas de comportamiento.


El hombre y la sociedad


Una de las características naturales del hombre es su tendencia a vivir en sociedad. Esto lo han observado diferentes pensadores, como Aristóteles en el siglo IV a.C, o Juan Jacobo Rousseau en el XVIII d.C, en su libro El Contrato Social. Desde que el hombre buscó la ayuda de los hombres, ya sea para cazar, defenderse o reproducirse, surge el ser social.

Cuando el hombre pasa de ser un animal solitario y salvaje a ser un animal social, suceden varias cosas que marcan el surgimiento de la sociedad. Hay mucha similitud entre el hombre y varios tipos de animales, por ejemplo, las abejas, las hormigas, etcétera, ambos forman sociedades, pero existen diferencias muy notables entre ambas, como son las de crear cultura y construir herramientas para el trabajo, mientras las otras construyen sólo por instinto. Las primeras sociedades se construyeron bajo los siguientes principios:

a) Respeto y protección mutua
b) Medio de comunicación común
c) Cultura similar con todos sus símbolos, tradiciones, costumbres, etcétera
d) Límite geográfico de dominio

Estos principios nos sirven para comprender de alguna forma las definiciones modernas de la sociedad tales como:

ü  Sociedad es la coexistencia humana organizada.
ü  Una sociedad es el agregado organizado de individuos que siguen un mismo modo de vivir.
ü  La unión durable y dinámica entre personas, familias y grupos mediante la comunicación de todos dentro de una misma cultura, para lograr los fines de la vida colectiva, mediante la división del trabajo y los papeles, de acuerdo con la regulación de todas las actividades a través de normas de conducta impuesta bajo el control de una autoridad.

AMPLIACIÓN DEL TEMA…
LA INTEGRACIÓN SOCIAL: APRENDIZAJE Y SOCIALIZACIÓN

En el ámbito de cada cultura, los hombres tienden a creer que sus pautas de comportamiento son las «normales» porque son las practicadas por la inmensa mayoría de los individuos de su entorno y son socialmente aceptadas como válidas, hasta el punto de considerarlas como inherentes a la propia naturaleza humana.

Sin embargo, cada cultura ha desarrollado sus propios patrones de conducta, sus normas y valores, que intrínsecamente son tan válidos como los de cualquier otra y que, en último término, son fruto de la multiplicidad de formas con que el género humano trata e enfrentarse con la naturaleza y organizar la rr.eracción social en esta infatigable búsqueda que tiene como meta, jamás alcanzada, la conquista de la máxima felicidad.

El científico social debe intentar desposeerse de todo tipo de prejuicios, creencias aprehendidas y valores elaborados a priori, si pretende realizar un trabajo objetivo y científico.

A pesar de la diversidad de culturas y de los caracteres específicos de cada una de ellas, existen, a un elevado nivel de abstracción, una serie de similitudes sustanciales en los patrones de comportamiento de los referentes grupos humanos.

Estos patrones están determinados esencialmente por razones biológicas, osea por el hecho de que todos los hombres sin exceptar, pertenecen a la misma especie animal: el investigador social ha de tener esto presente a la hora de efectuar sus estudios.

Uta ejemplo de ello es la tendencia de los seres humanos a «maximizar» su bienestar físico o su inclinare a recibir recompensas en forma de honores, privilegios, reconocimiento social, reputación, etc., sin que exista límite innato a este afán de acumulación de sis apetencias físicas o psíquicas (el límite viene impuesto por la cultura y los recursos disponibles de la sociedad en la que cada individuo se encuentra inverso). Otro ejemplo es la tendencia a comunicarse con otros seres humanos, expresada en la frase «el hombre es un ser sociable».

Sobre estas bases biológicas, comunes a grandes a toda la especie humana, el hombre adquiere, mediante el aprendizaje y la acumulación de experiencias, unas pautas de comportamiento que harán de él, tras un largo proceso, un ser social maduro, dotado de una personalidad propia, capaz de participar en la vidaa de su sociedad.

Ahora bien, esta larga etapa de aprendizaje es una experiencia que se realiza mediante la interacción con otros individuos, perteneciente a diversos grupos sociales, inmersos todos ellos en una determinada cultura. Este proceso mediante el cual el individuo aprende unas pautas de comportamiento, unas actitudes, unos hábitos, unos valores, unas creencias, que lo integran en la cultura de la sociedad en que ha nacido recibe el nombre de socialialización.

A su vez, puede afirmarse que toda cultura es aprendida y compartida. Este proceso de socialización es pararticularmente intenso durante los primeros años de la vida: los niños aprenden unas formas de comportarse, un lenguaje, etc., en primer lugar, de su entorno más inmediato, o sea de padres, hermanos y amigos más próximos.

Especialmente significativo es el papel de la madre airante los tres o cuatro primeros años de vida del nuevo ser, aunque, sin dejar por ello de lado al padre, cuyo papel en el proceso de socialización del niño es también importante. Modernos estudios han demostrado que los deficientes procesos de socialización que tienen lugar en los orfanatos y hospicios conducen a la formación de seres inadaptados y marginados.

La dignidad humana

El ser humano ocupa un lugar central en el mundo viviente. Si bien comparte ciertas características con otros seres, presenta capacidades distintas y exclusivas que conforman lo que llamamos dignidad humana.



A lo largo de la historia, y desde distintas perspectivas, se han ido señalando los rasgos de esa dignidad. En primer lugar, el hombre es persona: actúa libremente, por sus propios medios y según sus propias elecciones.
Como persona es una singularidad, alguien único que no se repite.

También es consciente y libre: aunque está condicionado por su cuerpo y por su entorno natural, es capaz de encarar un proyecto de vida personal, con sus propias opciones y valores. El hombre posee libertad, voluntad e inteligencia. Es aquello que algunos llaman espíritu, una dimensión que no se reduce a procesos naturales y que le permite transformar el mundo. Gracias a él, el hombre crea la cultura, el patrimonio colectivo de las comunidades humanas.


El hombre es también un ser con historia, porque las culturas no son estáticas y evolucionan.
La dignidad humana es el núcleo de nuestra condición. Un ser humano no es un engranaje o un simple número, sino una persona con derechos. Es decir, un ser con ciertas facultades naturales para hacer legítimamente lo que conduce a los fines de su vida.













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